Amar y querer


Amar es sentir amor por algo o alguien. Se utiliza en vínculos muy cercanos: padres e hijos, mejores amigos y parejas, en donde su uso es más popular.

Querer es desear, sentir la necesidad de tener a algo o a alguien, o en su defecto algún aspecto de ella: su atención, su tiempo, su amor, etc.

La diferencia entre amar y querer es que amar es una expresión más elevada de amor o cariño, ya que se trata de un sentimiento que ha evolucionado con el tiempo entre dos o más personas.

Querer, en cambio, se trata de algo más inmediato, que bien puede ser pasajero o por el contrario, puede evolucionar hasta convertirse en un verdadero deseo de amar.

Amar Querer
Definición Sentir amor o cariño por algo o alguien de forma desinteresada. Sentir el deseo intenso de tener a algo o a alguien, o de obtener algo concreto de una situación.
Origen Del latín amare. Del latín quarere.
Características
  • Puede sentirse hacia algo o hacia alguien .
  • Se profundiza con el tiempo.
  • Implica confianza, lealtad, incondicionalidad.
  • Requiere madurez emocional.
  • Amar implica una evolución del querer.
  • Puede sentirse hacia algo o hacia alguien .
  • Puede ser una sensación pasajera.
  • Implica deseo, satisfacción, inmediatez.
  • No requiere madurez emocional, aunque sería lo ideal.
  • Querer no siempre implica amar.
Ejemplos
  • Amor maternal.
  • Amor en relaciones de pareja saludables y sólidas.
  • Relaciones mediadas por un interés o beneficio (atención, amor, compañía).
  • Vínculos amorosos intensos y de corta duración.

¿Qué es amar?

Amar es el acto de expresar amor, por eso puede parecer una acción muy genérica. Sin embargo, en este caso se refiere al hecho de sentir un afecto o cariño intenso y prolongado.

Amar viene del latín amare, que a su vez se especula que proviene del indoeuropeo amma, una expresión infantil para designar a la madre. Por tanto, especialistas en la materia han sugerido que amare pudo haber tenido una connotación inicial vinculada a la relación filial madre e hijo.

Sin embargo, en la actualidad amar se asocia también (y con mucha más frecuencia) a los vínculos entre parejas.

Amar está más relacionado con la madurez de una relación o un vínculo, e implica una gestión adulta de las emociones. Por ejemplo, los padres aman a sus hijos (y viceversa), no porque ignoren sus defectos, sino por encima de ellos.

Del mismo modo, los relaciones de pareja suelen comenzar de manera romántica (más asociadas al querer) pero con el paso del tiempo el vínculo evoluciona y con ello, ciertos valores como el respeto, el compañerismo, la paciencia y la empatía. Esto le da mayor profundidad a la relación y crea el espacio para que perdure en el tiempo, a pesar de las diferencias entre los integrantes de la pareja.

Ver también Diferencia entre emoción y sentimiento.

¿Qué es querer?

Querer implica desear tener algo o a alguien. En ese sentido, querer a una persona implica sentir afecto por ella o por un aspecto en particular.

Querer viene del latin quarere, que significa pedir algo, intentar obtener algo de alguien o de una situación.

Esto no necesariamente implica que el vínculo se desarrolle por interés, sino en el sentido de que quien quiere, está esperando que su afecto sea retribuido de alguna forma. Podemos querer a alguien porque nos gusta pasar el tiempo junto a él o ella y sentimos que su compañía retribuye el afecto que sentimos.

También podemos querer a una persona porque damos o recibimos atención, porque nos genera sensación de seguridad, porque sentimos que su comportamiento o sus conocimientos pueden ser valiosos, porque en definitiva, aporta algo que es importante para el que siente el deseo de querer.

Querer puede ser intenso pero también transitorio. En ese sentido, querer puede convertirse en algo mayor, como amar, pero también puede desaparecer repentinamente.

Un ejemplo de querer que es muy común es la primera etapa del enamoramiento, en la que las parejas pasan mucho tiempo juntas, las emociones están muy a flor de piel y de manera muy general puede decirse que es un período de ensimismamiento, en el que no siempre es posible discernir sobre ciertos asuntos con objetividad.

La evolución de la relación, los acuerdos comunes, la madurez emocional de los integrantes de la pareja, los valores compartidos, entre otros factores, determinarán entonces si se trataba de una sensación pasajera o, si por el contrario, van a entrar a una etapa más sólida.

Ver también: